El cine se ha contagiado desde tiempos inmemoriales del fenómeno marketing, llegando a utilizarlo incluso en muchas ocasiones como núcleo principal de sus historias. Muchas de ellas de probado éxito comercial y de crítica. Algunos grandes bombazos recientes, tales como La red social (David Fincher, 2010), han versado precisamente sobre esta temática.

Pero, ¿Qué es el cine comercial sino marketing per se? Desde los años dorados del clásico Hollywood, la política de los grandes estudios (las majors) siempre ha sido la misma: aunar todos los ingredientes de éxito posibles para dar vida a una gran producción que arrastre a miles de personas a las salas. Las grandes superproducciones invierten casi más fondos en establecer una agresiva campaña de publicidad y de marketing que en la propia película.
Y luego, por supuesto…está el merchandising. Desde ejemplos más lejanos de grandes sagas como Star Wars (George Lucas, 1977) o El Señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001), hasta fenómenos más recientes como la serie Juego de Tronos, lo cierto es que las grandes productoras facturan millones a través de la venta de estos productos. ¿Cuántas tazas y camisas tuvieron que venderse para que George Lucas pudiera costearse el Rancho Skywalker? Posiblemente ni él lo sepa… ¡Pero muchas seguro!
Hollywood y el Star System
Quizás el Star System sea la máxima expresión del marketing en el ‘séptimo arte’. La vida de las estrellas vende tanto dentro como fuera de la gran pantalla, dado que además de ser el rostro visible de la producción que protagonizan, suponen en muchas ocasiones un estandarte físico de la propia major. Pero esto no es nada nuevo. Ya desde tiempos de Bogart o Cary Grant, la productora controlaba literalmente la vida de las estrellas; casi como marionetas destinadas a reforzar la imagen de la misma.
De la misma manera, los enredos amorosos entre celebridades también salían extremadamente rentables a la industria cinematográfica. Cuando aparecía o se confirmaba el rumor de que dos estrellas habían tenido una aventura durante un rodaje de una película, el número de espectadores que acudía a las salas se multiplicaba exponencialmente: Sino, que se lo digan a Brad Pitt y Angelina Jolie (Brangelina) tras el estreno de Señor y señora Smith (Doug Liman, 2005).

En la mezcla de géneros también reside la clave para el marketing. Cada vez es más habitual que los guiones de Hollywood estén diseñados para captar al mayor espectro posible del público. De esta manera no es extraño ver productos en los que se dan cita dos o más géneros.
Detengámonos por ejemplo en una película como En busca del arca perdida (Steven Spielberg, 1981). Harrison Ford da vida a Indiana Jones, que es el héroe de aventuras por antonomasia. Si ya de por si el género de aventuras constituye un gran reclamo para el público mayoritario, si además le añadimos que presenta una subtrama amorosa e infinidad de escenas de acción, tenemos un target muy amplio. La estrategia de marketing es redonda.
Cine sobre marketing
Desde que la industria tomó consciencia del fenómeno en cuestión (y autoconsciencia de la propia aplicación de sus técnicas), larga ha sido la lista de títulos que ha abordado el tema. Como previamente mencionábamos, La red social de Fincher profundizaba en temas tan interesantes como la génesis de un emprendedor y sus andanzas por montar un negocio en un terreno tan virgen como es el digital (además de los claroscuros que esta tarea comprendía).
Otras películas reseñables como son Jerry Maguire (Cameron Crowe, 1996) que abordan el mundo de la publicidad y el marketing desde dentro, despliegan su lado más controvertido y antagónico como resultado de un profundo análisis, que no está reñido en ningún caso con el entretenimiento.
Pero sin duda la gran obra audiovisual que tiene como eje central el marketing y la publicidad por excelencia es Mad Men (2007). Esta ficción televisiva analiza desde dentro como funciona una agencia de publicidad, constituyendo cada episodio un caso diferente al que se tiene que enfrentar la empresa en cuestión.
Como vemos, el cine bebe del marketing y el marketing bebe del cine. Dos disciplinas que son apasionantes.