La realidad virtual está entrando a marchas forzadas en muchos ámbitos de nuestra vida y, como ocurre a menudo con las novedades, a veces generan rechazo, sobre todo cuando hacen tambalearse o derriban algunos esquemas establecidos.
Algo así ha pasado en la industria turística, donde algunos sectores han querido ver en las gafas de realidad virtual una amenaza más que una oportunidad.
No obstante, frente a los agoreros que vaticinan el fin del turismo por las posibilidades de “viajar” sin moverse de casa que ofrecen la realidad virtual, son más los que han visto en ella una herramienta impagable para la promoción y el marketing de los destinos.
Tanto es así que en nuestro país ya se existe la Sociedad Española de Agencias de Viaje con Realidad Virtual. Si antes a la hora de elegir tu lugar de vacaciones te limitabas a ver fotos o vídeos por Internet, o a que el comercial de una agencia te vendiera sus bondades, ahora puedes “probarlo” antes de ir.
Se trata, por tanto, de tener un aperitivo del viaje, pero no, al menos de momento, un sustituto del mismo. Hasta la fecha las gafas no ofrecen la opción de disfrutar de la gastronomía del sitio, ni de sus olores, ni de la interacción con sus gentes… Y se antoja bastante complicado que lo consigan, aunque nunca se puede asegurar nada con esto de la tecnología.
Sirva como ejemplo el casco Nautilus VR, que incorpora un tubo de respiración y que requiere que te metas en la piscina para que la sensación de inmersión en fondos marinos a través de las gafas de realidad virtual sea todavía más real.
Por no hablar de las posibilidades del turismo social virtual, en el que puedas interactuar en tiempo real con otras personas que están –sin estar- como tú en un sitio en concreto.
En cualquier caso, los touroperadores y las agencias de viajes están comprobando cómo la realidad virtual les ayuda a vender más. Dejar con la miel en los labios al cliente es una táctica que funciona y con estos miniviajes virtuales se consigue.
Y qué decir de los hoteles. Cuántas veces has contratado uno viendo sus fotos y características por Internet y al llegar allí cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia. Los establecimientos sin nada que ocultar ya están permitiendo “visitar” las habitaciones desde cualquier punto del planeta gracias a la realidad virtual.
El uso de esta tecnología lo está cambiando todo. Acceder a ella solo precisa comprar unas gafas. El precio de las Oculus Rift, por ejemplo, unas de las pioneras y técnicamente más completas del mercado, compensa con creces si pensamos en todo lo que nos pueden aportar más allá de los buenos rato de ocio con los videojuegos.
Vender experiencias intangibles como son los viajes es ahora más fácil. De hecho, las agencias más avispadas han visto en las gafas de realidad virtual un argumento poderosísimo para recuperar la parte del pastel perdida que sufrieron con el éxodo de clientes hacia Internet.
Las aplicaciones y los ejemplos de uso de la realidad virtual en el turismo, tras las incursiones de firmas como Youvisit, Lufthansa, Qantas, British Airways o Marriot, no dejan de crecer.
Y tú, ¿has probado ya una experiencia de viaje virtual?